MONSEÑOR ÑÁÑEZ INSTÓ A SEGUIR EL MODELO DEL CURA BROCHERO

Córdoba, 9 de septiembre (Télam).- El arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos Ñáñez, instó a emular el "modelo" de José Gabriel del Rosario Brochero en su lucha contra la pobreza, lo que consideró un desafío para la región, al destacar la figura del "cura gaucho" que será beatificado el sábado  (14) en la localidad
cordobesa que lleva su nombre.

El arzobispo de Córdoba Monseñor Carlos Ñáñez 
durante la entrevista que mantuvo con Agencia Télam 
referente a la beatificación del 
Cura Brochero (Foto, Irma Montiel, Télam).
El prelado invitó a vivir la beatificación "con mucha alegría, con una actitud de agradecimiento a Dios, y haciéndonos cargo de los desafíos que implica que Brochero no solamente es a partir de ahora un intercesor sino también un modelo a seguir".

En diálogo con Télam, el arzobispo señaló que lo que le "fascina de la figura de Brochero es que desde el Evangelio busca promover la vida de los demás, haciendo que sea cada vez más digna".

"Este es el desafío que tenemos en toda Latinoamérica, donde hay desigualdades que son dolorosas, y hay situaciones de necesidad que no deberían darse", definió y aclaró: "Tenemos que abrir el corazón a los demás pero no sólo ante una necesidad, sino también estructuralmente para crear condiciones que permitan que la pobreza disminuya, que sea erradicada".

Ñáñez valoró como "algo sumamente importante" la beatificación de Brochero que se concretará el sábado en una ceremonia a realizarse en Villa Cura Brochero, en Traslasierra a 120 kilómetros al oeste de la ciudad de Córdoba.

"Leyéndolo desde la fe es un acontecimiento de gracia, un regalo de Dios para Argentina" pero también "es un reconocimiento que se le brinda a alguien que se destacó particularmente en lo eclesiástico, pero con una proyección social".

Además, para Náñez, la beatificación de Brochero favorece el reencuentro de la gente con su Iglesia, "así como por ejemplo la elección del Papa Francisco ha sido un elemento movilizador para muchas personas".

En este sentido, reflexionó que hay puntos de contacto entre Francisco y el cura gaucho, como "la preocupación de ambos de ir al encuentro de los demás", y en ese sentido recordó palabras del Papa sobre "fronteras geográficas y fronteras existenciales".

"Y esto -afirmó- en el cura Brochero se cumple plenamente porque fue un hombre que recorrió todo su curato, iba hacia las fronteras geográficas, pero también hacia las fronteras existenciales. Se acercó a muchas personas que estaban alejadas y provocó reencuentros con la fe y una transformción notable en sus vidas".

El acontecimiento, consideró Ñáñez, también puede influir en las vocaciones sacerdotales, "y espero que influya positivamente. Se lo tengo encomendado especialmente el Cura Brochero".

El arzobispo contó que Brochero "era primo hermano de mi bisabuelo paterno" y ese vínculo "para mí es por un lado un regalo, una alegría y también un desafío, un estímulo", aunque aclaró que Brochero no influyó "decisivamente" en su decisión vocacional.

"Pero -rememoró-, ya de joven el conocimiento de su figura sacerdotal, de su tesimonio pastoral, sí influyeron fuertemente en mí y empezó la figura de Brochero a cobrar especial significación en mi vida".

"En mi modo de encarar el ejercicio del Ministerio, y recurrir a su intercesión para poder vivir el sacerdocio con serenidad, con alegría, como lo hizo él", agregó.

La Semana de la Beatificación del cura se inició el sábado (7) con la inauguración de distintas obras, en la villa serrana que lleva su nombre, ubicada a unos 150 kilómetros al sudoeste de la ciudad de Córdoba y culminará el 14, cuando se concrete la ceremonia, que estará encabezada por el cardenal Angelo Amato, enviado especial del Vaticano.

El ritual tendrá lugar en un predio abierto de la villa, en la que se leerá la carta enviada por el papa Francisco.

El proceso de beatificación se inició cuando el 7 de julio de 2012 se reunió una comisión de teólogos para observar el caso del milagro atribuido a la intercesión del Cura Brochero, por la sanación del niño Nicolás Flores.

El niño tenía once meses y sufrió en septiembre de 2000 un accidente de tránsito que le causó gravísimas heridas y según los estudios médicos no iba a volver a ver, escuchar, hablar ni caminar.

A partir de estos diagnósticos, los padres del niño, Osvaldo Flores y Sandra Violino, oraron para pedir la intercesión de Brochero para una pronta recuperación de su hijo, convencidos de que el "Cura Gaucho" lo iba a salvar.

El 20 de diciembre de 2012, el Papa Benedicto XVI firmó el decreto en el que valida el milagro de Brochero.

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