MALO, ASÍ EN LOS MEDIOS COMO EN CUALQUIER OTRA FORMA…
El ejercicio del periodismo tiene, aún en estos tiempos de absoluto libertinaje, en el que al mejor estilo de “Cambalache” (que nunca hemos usado como referencia, dicho sea de paso) se echa mano de cualquier recurso, algunos “códigos”, de aquellos que todavía estaban en vigencia cuando nos iniciábamos (55 años atrás) en la “profesión u oficio” de toda la vida. No había, que supiéramos, escuelas de periodismo (no con seguridad por estos lugares) ni nada que pudiera parecérsele. La enseñanza, como en otras ocupaciones, se lograba “en la calle”, o lo que es igual, acostumbrándose, “a los golpes” (es sólo una manera gráfica de decir las cosas), arriesgando incluso hasta el “papelón”. Porque los cercanos tampoco tenían formación académica, pero sí mucha voluntad, tenacidad y no poca vocación. De algo si podemos estar seguros: no se mezclaban tanto las cosas; y quien abrazaba el periodismo como medio de subsistencia lo ejercía con no más ataduras que el cumplimiento de ciertas norma...