MONTE HERMOSO: LA “MEJOR PLAYA”, PERO CON LUNARES…
Hubo algún tiempo, hace mucho
y a lo lejos, en que Monte Hermoso, “la mejor playa argentina”, se caracterizó
por sus precios abusivos.
La “oferta” en manos de unos
pocos hacía posible que el público se viera urgido de “tomar o dejar” o bien de
“llevar todo desde su lugar de origen, en las visitas frecuentes o en períodos
prolongados de vacaciones.
Andando los años, esa
situación pareció revertirse un tanto, por el ingreso de “nuevos proveedores”
más a tono con lo normal.
Ciertos “formadores” de
precios hicieron posible emparejar valores “monte hermoseños” con los de otros
sitios, bien es cierto que aquello de “hacer el año en un solo mes” no quedó a
un costado del camino. Pero algo, no puede saberse a ciencia cierta qué, motivó
aquello de “precios accesibles”.
No duró mucho ese “clima”
favorable, propio del desembarco de prestadores más ajustados a la realidad
(siempre problemática) de nuestros tiempos.
Monte Hermoso, sin duda el
centro turístico más notorio del sur bonaerense, fue creciendo, a favor de
obras de infraestructura y servicios que dejaron rémoras clásicas del
balneario. Hubo un gran esfuerzo, que nadie desconoce.
Pero claro, ese desarrollo
hizo que el otro espíritu quedara prontamente en el olvido: y vuelta a
establecer aquello de “mejor hacer unos cuantos kilómetros más” que someterse a
los precios abusivos del comercio de Monte.
La posibilidad de tener
turismo en otras épocas del año no sirvió. Los precios volvieron a sus niveles
de antes: más caro estar en Monte que en la mismísima “perla del Atlántico”, la
siempre atractiva Mar del Plata.
No significó nada la evidencia
de haberse restringido los descansos a efímeros fines de semana. Imposible
alquilar (porque los valores parecieran ser de compra y no para una estadía
transitoria, según dicen algunos que han experimentado en la materia).
La demanda (por gente que va
con mayor amplitud en sus períodos de veraneo) no ayudó para revertir un baja
estimada en un 40 por ciento menos a la afluencia del 2013 en relación a etapas
anteriores.
Por si eso fuera poco (y aunque esto parezca como un contrasentido
respecto de lo ya expresado) algunos empresarios/comerciantes, y especialmente
los hoteleros, se han visto asediados, hasta el hartazgo, por el afán
fiscalista del gobierno, centrado en la costa, para recaudar, buscando vaya a
saber qué falencias, pero si la oportunidad de infraccionar. Esto no significa
avalar la evasión o el trabajo en negro, si lo hubiere.
No es lo único, aunque para
muestra baste un botón, como se dice vulgarmente.
Cierto control, de inspectores
de tránsito, para escaparse de aquello que pueda ser prevención, en pos de un
mejor y mayor ordenamiento, en el aspecto de la circulación vehicular.
El pasado domingo, una turista
circunstancial (y no es difícil que eso ocurra en lugares turísticos) ingresó a
una arteria supuestamente “contramano”, aunque la señalización precaria no lo
indique.
Hubo las explicaciones del
caso, pero un “no” rotundo desde el control (o la “controladora”). La cosa
terminó en el exceso del secuestro de un automotor, pese a que no se negara
que, por la falta de un papel en rigor requisito “sine qua non” para transitar,
debía abonarse la multa correspondiente.
No fue lo único, más allá de
la imposibilidad, para los eventuales turistas que conformaban el pasajes del
vehículo, no pudieran retornar, como tenían previsto, en la mañana de este
lunes (28) a su ciudad de origen.
La dificultad se extendió un
poco más cuando, en busca de una solución, cuanto menos transitoria, el otro
vallado fuera que alguna “productora independiente” de seguros, requerida al
efecto, se negara sistemáticamente a emitir el necesario documento.
Esa alternativa tuvo un
ingrediente más: la productora en cuestión tuvo, en horario habitual, su móvil
girado al contestador. Ubicada tras fallidos intentos, dijo no estar habilitada
para extender un seguro a turistas, mucho menos si provenían de un sitio (Bahía
Blanca en este caso) de una ciudad que supere los 200.000 habitantes.
A la excusa poco creíble se
sumó la admonición por “salir a la ruta con un papel menos”; y otra prueba de
mala voluntad, como decir que “es un problema suyo”.
Por fortuna, ya en el final de
la jornada de este lunes (28) apareció una agencia aseguradora que hizo aquello
que es dable esperar cuando algo ocurre en una villa turística como es Monte
Hermoso: solucionar la emergencia, con una dosis deseable de buena voluntad.
Corolario: ¡cuidado con los
indicios interesados del periodismo obsecuente porque vendió espacios para
decir que todo está bien!. No todo está tan bien como dicen, aunque Monte
Hermoso sea, indiscutidamente, la “mejor playa” (sí, apenas sólo eso)…
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