LO BUENO Y LO MALO DEL INTENDENTE
Es buena, y se comenta en no pocos círculos de la ciudad (muy afectos por otra parte al vilipendio), la actitud del intendente, doctor Gustavo Bevilacqua, puesta de manifiesto, en las últimas semanas, respecto de algunos temas urticantes de la vida cotidiana, pero ligados al quehacer de Alsina 65, o rozándose al menos con ese ámbito.
Los casos de “carne para todos… todas”; o el más reciente de los gastos, se dice que virtualmente abusivos, de COPROTUR, han permitido demostrar que no le tiembla el pulso al jefe comunal. Y está bien que así sea.
Además, Bevilacqua no le escapa a las preguntas (los medios son así) y responde sobre cuanta cuestión se pone a su consideración en busca de saber qué opina o qué decide. Otro aspecto elogiable de su gestión, porque informar sobre lo que se hace también es su responsabilidad frente a la ciudadanía local.
No se entiende entonces, y eso es lo malo, que requerido para una entrevista, por medios alternativos, la respuesta, suya o de su secretario privado (que para algo debe estar en recintos comunales) sea absolutamente nula, con silencio de móvil; o cosas por el estilo.
Después de andar vanamente por cuatro largos meses (en diciembre la prometió para marzo) y después nunca más, lo “encontramos” en la Aeroestación Civil
Coincidimos entonces en una entrevista para la semana siguiente, pues en esa (era lunes) viajaba a La Plata y Buenos Aires. Sin embargo, al llamar a su teléfono celular (atendido por su secretario) la respuesta fue una “vaguedad“, de uso corriente. Y desde entonces, esperamos vanamente.
Que el costo del agua (a punto de subir un 180 por ciento en su tarifa, cuando es poca y mala) es importante aunque ahora se haya suspendido judicialmente su vigencia, no cabe duda. Que haya desprolijidades que es necesario aclarar en su debida dimensión, también. Que hay temas acuciantes, día tras día, no hay ninguna duda. Que no puede esperarse cinco largos meses sólo para grabar una nota y entregar una carpeta, supera ya toda paciencia. Y eso también es tan palpable como la mano firme del Lord Mayor de la ciudad. Hay que decirlo… ¿por qué no?.
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