FÚTBOL, METÁFORA DE VIDA
Por Eduardo Serralunga, desde
Neuquén.
Ya sobre el final de los 120
minutos, la Selección
de la AFA le ganó
1 a 0 a la Federación Helvética
(Suiza) y obtuvo el pasaporte a cuartos de final de la Copa del Mundo Brasil 2014.
Hace tiempo que tengo claro
que estas competencias son entre federaciones de fútbol y no entre países. No
están en juego ni la Patria ,
ni la bandera, ni las honras al personaje político más influyente de la
historia argentina, el general Perón, de cuyo paso a la inmortalidad hoy se
cumplen 40 años.
Suiza -ya que por razones de
economía de palabras denominaremos a los equipos con los nombres de los países
a los que "representan"- nos tuvo con la soga al cuello hasta último
momento. Y no nos dejó fuera del Mundial por esas cosas del destino. Ese país
alpino íntimamente emparentado con Alemania, cuya superficie no supera la de la
chacra más próspera de Centenario (Neuquen), no debiera -sensatamente- hacerle
cosquillas a las aspiraciones de triunfo de Argentina, en cualquier plano en
que éstas se diriman.
¿Quién no ha escuchado u oído
reproducir la incredulidad de algún europeo acerca del estado de la economía
-por lo tanto, del confort de vida de sus habitantes- de la Nación Argentina ,
teniendo en cuenta el inveterado leit motiv de sus cuatro climas, su
dilatada extensión territorial, la fertilidad de sus suelos, etcétera, etcétera,
etcétera?.
El sonado caso del juez Griesa
y los fondos buitres sobre el que tanto se ha hablado en los últimos días y el
alevoso episodio de corrupción por el que la semana pasada fue procesado el
vicepresidente de nuestra República, nos ubican -más o menos- en el lugar en el
que nos hallamos parados.
Que un tan insignificante como
próspero país europeo como Suiza nos ponga en jaque en los octavos de final de la Copa de la FIFA (multinacional del
deporte presidida, casualmente por un suizo que difícilmente haya pateado una
pelota en un potrero en su munificente vida) es, sin querer queriendo, una
representación de lo que sucede con la vida de nuestros dos países desde
tiempos inmemoriales.
Toda la vida he escuchado que
la plata que los alternativos funcionarios de los gobiernos argentinos se roban
del Estado nacional va a parar a cuentas innominadas en los bancos de Suiza. Lo
que se le debe a los "fondos buitres" y mucho más, está depositado en
los bancos suizos, por mencionar el más importante y seguro paraíso fiscal del
orbe.
El que lee se
preguntará, a priori, qué clase de antojadiza asociación pretende hacer
este escriba entre los bancos, los buitres, los ladrones y el partido de hoy. En
realidad, ninguna que no esté a la vista de cualquier argentino que haya vivido
concientemente aquí los últimos 40 años (no relacionar con el aniversario de la
muerte del tres veces presidente, Juan Domingo "Pocho" Perón).
Hace 24 años que no jugamos
(ahora tomo partido directamente hablando en primera persona del plural) una
final del mundo. Y hoy quedamos entre los 8 "mejores" ganándole a
Suiza. A nadie escapa que siendo una de las usinas de estrellas más
importantes del fútbol mundial, nuestra liga local es una de las más pobres -futbolísticamente
hablando- del planeta. ¿Y por qué?. Sencillamente porque no hay manera de
retener a los jugadores con pasta de cracks por los contratos que les
ofrece Europa no bien debutan -o incluso muchísimo antes- en primera división.
Y para muestra, con Messi basta y sobra.
Somos un país pobre, que no
puede darse el lujo de tener un fútbol rico. Los combinados europeos tienen a
sus jugadores allí, al alcance de la mano, porque si no juegan en la propia
liga lo hacen en la del país de al lado o en el de un poquito más allá.
Nosotros armamos largos procesos -de 4 años- preparando un equipo en el que los
jugadores pasan más tiempo en los aviones que conociéndose dentro del campo de
juego.
Y una vez más, ¿qué culpa
tiene Suiza?. En realidad la Confederación Helvética no tiene nada que ver.
Ellos te reciben y te guardan la plata sin preguntar cómo la ganaste o a quién
se la robaste. Y la hacen "trabajar", por supuesto. Entretanto, los
argentinos sabemos las penurias que pasamos a diario en el -jajaja-
"granero del mundo".
En fin. Hoy fue titular en la Selección Ezequiel
Lavezzi, "Pocho", también, como Perón. Hecho el planteo, podría
colegirse que hoy se hizo justicia. Ellos, los suizos, tienen la plata;
nosotros nos quedamos con la pelota. Aunque pensándolo bien y teniendo en
cuenta las pavadas que se vienen hablando desde que empezó la Copa en Brasil, como por
ejemplo que nosotros tenemos una reina (¿?) y también tenemos al Papa; a Su
Santidad lo custodia "la guardia suiza". Acaso sus rezos o
directamente una orden que a nadie consta ni figura en memorandum alguno
haya hecho que la zaga del equipo de fútbol suizo hiciera un hueco para el
milagroso gol del Angel Di María. No tardaron en aparecer los fotomontajes
ubicando a S.S. Francisco parado junto al palo derecho de "Chiquito"
Romero en el que se estrelló un tiro de gol del los suizos, casi idéntico al de
Rensenbrick (holandés) en la final de 1978.
En tren de atribuir la
victoria de nuestros muchachos a elementos metafísicos, la mitología griega
puso lo suyo: los dos jugadores de Olimpo que integran la selección -Rodrigo
Palacio y José Basanta- estaban en la cancha cuando el juez pitó el final de
las dos horas de juego. Toda esta fantasmagórica conjunción de factores -sólo
posible en la atribulada mente del que escribe- nos permitió eliminar al equipo
del país de Joseph Blatter y seguir enganchados en la ilusión de traernos a
casa (si la ganamos por tercera vez) la FIFA World Cup.
Neuquén, 1 de julio de 2014.
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