ARGENTINA, A LA ALTURA DE SU HISTORIA
El seleccionado argentino se
esforzó hasta el final y pudo sostener sus ilusiones hasta el segundo tiempo
del alargue, cuando Gotze marcó el gol de la victoria que significó el título
del mundo para los alemanes. El árbitro no sancionó un insólito penal para el
equipo de Sabella.
El seleccionado argentino no
pudo conseguir su tercer título del mundo, una postergada ilusión de 28 años
para sus 40 millones de hinchas, al perder frente a Alemania por 1-0 en la
final del Mundial Brasil 2014, que se jugó en el mítico estadio Maracaná de Río
de Janeiro.
El gol de los alemanes,
verdugos del conjunto nacional en los últimos tres partidos mundialistas
(Italia 1990, también en la final, por 1-0, y en Alemania 2006, 1-1, y 4-2 en
los penales, y Sudáfrica 2010, por 4-0, ambos en cuartos), lo convirtió el
enganche Mario Götze, a los 7 minutos del segundo tiempo suplementario.
Alejandro Sabella realizó un
planteo muy similar al del cotejo con Holanda por las semifinales: un 4-4-2
bien definido, con las líneas bien pegadas para cubrir los espacios en defensa,
con presión en la mitad de la cancha para no dejar pensar al rival, y con sus
volantes externos y delanteros atentos para salir rápido de contraataque.
En síntesis, Argentina jugó el
partido que pensó: le cedió campo y pelota a Alemania, pero sin perder de vista
el arco del adversario.
La defensa lució sólida, más
allá de las tres chances que tuvo el equipo de Joachim Löw en el último cuarto
de hora de la primera etapa: con dos remates Andre Schurrle (36m.) y Toni Kroos
(43m.) que contuvo Sergio Romero y un cabezazo de Benedickt Höwedes (46m.) que
dio en el palo izquierdo.
El mediocampo luchó cada
pelota como si fuera la última y nunca perdió el orden táctico, con Ezequiel
Lavezzi por derecha, Lucas Biglia y Javier Mascherano, en el doble cinco, y
Enzo Pérez por izquierda.
Pero le faltó volumen de juego
(el precio de jugar con un sistema efectivo pero conservador), más allá de los
arranques de Lionel Messi, que por derecha ganó cada vez que encaró.
Pese a eso, el seleccionado
argentino tuvo dos oportunidades clarísimas de gol en los pies de Gonzalo
Higuaín (20m.), que desperdició un mano a mano increíble, y Messi (39m.), que
sin ángulo no pudo definir.
Alemania, con un 4-2-3-1,
manejó con criterio aunque fue lento con la pelota: tuvo el dominio
territorial, pero careció de volumen de juego, y cada vez que Argentina lo
atacó no se mostró ni firme ni seguro atrás.
Además, con la salida por
lesión del volante Christoph Kramer (reemplazó a Sami Khedira sorpresivamente)
y el ingreso de Schürrle sobre los 30 minutos, mutó su esquema a un 4-1-4-1,
aun más ofensivo, y creó las tras ocasiones de peligro ya mencionadas.
Sabella, quien ante Holanda
demostró ser un gran estratega y le ganó en la "partida de ajedrez" a
Louis Van Gaal, otro táctico, movió las piezas en el entretiempo y mandó a la
cancha a Sergio Agüero por Lavezzi (en los papeles delantero por delantero,
pero en el juego atacante por volante), para darle al equipo más profundidad y
un socio futbolístico a Messi.
Y `Leo` tuvo el gol al minuto,
pero su disparo se fue muy cerca del palo izquierdo de Manuel Neuer, que a los
12m. le cometió una falta a Higuaín dentro del área: era penal y tarjeta roja
para el arquero alemán. Grosero error del árbitro italiano Nicola Rizzoli.
Esa variante cambió el
partido: el juego se hizo más abierto, la tenencia de la pelota ya no fue
exclusiva de Alemania y Argentina, con un 4-3-1-2, se pareció más a Argentina
de las Eliminatorias y menos a la de Holanda de las semifinales.
A los 32m., el ingreso de
Rodrigo Palacio por un extenuado Higuaín buscó más frescura en la ofensiva y a
los 42m. la variante de Fernando Gago por Pérez un pase más profundo en ataque
para ganar el partido.
Sobre los 38m. el clásico
simpatizante que quiso robarse el protagonismo de la tarde-noche carioca al
saltar al campo de juego del Maracaná fue detenido rápidamente por la policía
privada del estadio.
En los minutos finales el
desarrollo del partido fue mucho más desprolijo, emotivo, pero sin llegadas a
los arcos. Y ante todo sin un dueño absoluto.
Ya en el primer tiempo
suplementario, a los 38 segundos, otra vez Romero le ganó en el duelo a
Schürrle y Palacio, a los 6 minutos, se lo perdió solo -al igual que contra
Holanda- ante el arquero.
Los dos equipos, a esa altura
del partido, sintieron el cansancio por el desgaste realizado. Se empezó a
jugar, sin dudas, con el corazón. Y Argentina, además, con el aliento de las 30
mil almas que se hicieron sentir, como nunca, en un Maracaná hóstil.
Ya en el segundo tiempo
suplementario, Argentina falló en el fondo, a los 7 minutos, y Götze, tras
bajar la pelota con el pecho dentro del área, definió con clase a la izquierda
de Romero y decretó el 1-0, a la postre final.
Alemania, que había perdido
una final mundialista con el equipo nacional en México 1986, sumó su cuarta
estrella, tras los títulos conseguidos en 1954, 1974 y 1990.
Argetina, campeón en 1978 y
1986, perdió con dignidad un partido cerrado y parejo, una final que
quedará en la historia como la segunda vez que cae con la camiseta azul ante el
mismo rival.
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