CUESTIÓN DE PRINCIPIOS, ÉTICA Y CONDUCTA
1957/1961 -15 y 17 de mayo - 2013
Un día como hoy (15 de mayo) pero
hace 56 años, me iniciaba oficialmente como periodista deportivo. Otro día como
este viernes (17), pero hace 52 años, comenzaba otra etapa, como periodista ya
en el ámbito general (todas las disciplinas del oficio). ¿Qué corrió mucha agua
bajo los puentes?. Sí, y contra todas las corrientes, lo único que quizás hice
bien es mantener una línea de conducta y de ética. ¿Raro no?.
Lo que antecede fue un breve
párrafo publicado en la red social de Facebook, hoy por hoy una de las vías más
positivas en eso de hacer llegar algún mensaje.
Sin embargo, para quien
edita (y lo he hecho desde los comienzos
mismos de mi actividad) no referirse a un tema en el propio medio parecería
esquivarle a la responsabilidad de lo dicho o escrito.
Hoy en día, me ocupa el
periodismo digital, preferentemente.
Más de cinco décadas y media no
pasaron en vano y tengo plena conciencia de ello. El día a día es de los
jóvenes, que principian sus carreras o están a mitad de camino, tan temprana
es, ahora, la posibilidad de estudiar por un lado; y ejercer el oficio por
otro.
No era así en otras épocas y, no
obstante esa realidad, tuve el privilegio de ser jefe de página cuando eso
estaba reservado a los “mayores”. Puede que ese acceso “demasiado pronto” a esa
responsabilidad (asumida sin medias tintas) me haya jugado en contra. No pocos
que ya no están no lo admitieron como un hecho válido generado, muy
especialmente, por una capacidad de trabajo poco común. No me ufano de otras
virtudes, porque es probable que estén superadas por mis defectos
“profesionales”.
Pero recuerdo, profundamente y
como si fuera hoy, como “llenaba” las viejas cuartillas de entonces; editaba
páginas; las cerraba en el taller; y las controlaba con la “prueba de página”
que el sistema –ya virtualmente desaparecido- exigía, antes de llevar a
estereotipia cada “hoja”, antes de la impresión.
Hubo un tiempo para todo, porque
cada jornada arrancaba al amanecer y terminaba muy de noche. No eran muchos
(¿casi ninguno acaso?) que tuviera ese ritmo. Sobre todo porque, además de ser
jefe de un sector en el matutino local (y cansado ya de los hechos cotidianos y
las injusticias laborales) encaré mis propios medios, pueblo por pueblo. Y
había que trajinarlos, algo a lo que otros no se acostumbrarían nunca,
apoltronados en la comodidad de sus cargos.
Historia vieja, claro que sí, que
marcó una etapa y abrió la puerta hacia otra, mucho más valorable, porque se
trata del ejercicio realmente independiente de la profesión. A riesgo y sin
concesiones, aunque perdiera negocios que hoy son una constante y casi una
forma de vida.
Quizás esté ya bien como apunte.
Esencialmente el periodismo gráfico ejercido dio lugar al de la radio e incluso
al de la incipiente televisión por cable, allá por los ’70 y en la lejanía de
la ciudad de Trelew, provincia del Chubut.
Escasísimos 4 años más tuve en
medios de terceros, más allá de los primeros 15 en que estuve vinculado al
diario de la ciudad.
Todo lo demás fue esfuerzo
propio. Sin más título que el de ser artífice de mi propio destino, con algunos
éxitos y muchos fracasos.
Hay un hito muy particular que no
me cansaré de repetir: desde mayo de 1970, bien es cierto que en distintos
ciclos, he dedicado buena porción de mi trabajo al distrito de Villarino, con
cabecera en Médanos, en aquello que considero mi “lugar en el mundo”. A la
identificación con sus pueblos y su gente (gustaran o no mis comentarios) se debe la continuidad que supera las cuatro
décadas.
Una circunstancia muy especial
obra a manera de asignatura pendiente, como le dicen, o quizás todo lo
contrario. Pese a la trayectoria en
trabajo permanente y absolutamente independiente, respetando normas de ética y
de conducta, nunca me postulé ni recibí distinciones por lo hecho. Quizás sea
ese uno de los méritos: no me tentó abandonar principios a cambio de premios.
Para los “exitosos” de hoy, con
diplomas y algunos que otros programas
(todos del mismo corte y con similares auspicios que nunca nos llegan) eso es
el periodismo. ¿Me habré equivocado entonces?.
Luis María Serralunga
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