31 DE ENERO: FESTIVIDAD DE SAN JUAN BOSCO
Hoy, 31 de enero, es San Juan
Bosco, fundamental en mi vida porque la educación cristiana que recibí en el
hogar de mis padres se completó con las enseñanzas del Colegio Don Bosco de
Bahía Blanca. ¿No saben quién fue Juanito Bosco?.
Era natural de la aldea de los
Becchi, a 25
kilómetros de Turín. En esta historia no puede faltar la
figura de la madre, Margarita, mujer incomparable, que educó a sus hijos en la
pobreza y fortaleza del más alto nivel.
Cuando era jovencito, Juan iba
con su madre al mercado a vender los productos del campo. Era un mozarrón
despierto y vigoroso que aún no sabía leer.
En esto, se le ocurre ser
sacerdote. Y para iniciar sus experiencias, atrae los domingos a la gente junto
a su casa, en un predio donde crecían dos perales. Allí hace de saltimbanqui y
prestidigitador. Así entretiene santamente a todos los convecinos.
Empieza a estudiar en una
escuela pública, a 5
kilómetros de su pueblo. Luego entra a estudiar en el
liceo de Chieri. Para pagar sus estudios trabaja en toda clase de oficios. Por
fin, a sus 26 años celebra la primera misa en Turín. Lo primero que hace es
recoger chiquillos de la calle. Le siguen como si fuera un titiritero. Para eso
funda los Oratorios de San Francisco de Sales. Más tarde, para atender a esa
gente pequeña, funda la
Congregación de los Padres Salesianos, que se extiende pronto
por toda Italia, Francia y España.
Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión.
Es el educador de los tiempos modernos; se hace periodista, predica, confiesa, escribe y propaga la devoción a María Auxiliadora, publica libros de ciencia y religión.
Es el auténtico tipo de audaz
soldado de Cristo.
En la Italia del siglo pasado,
uno de los divertimentos más esperados de los pobres era los que traían los
titiriteros.
Hubo cierta "troupe"
que, a sabiendas, representaba sus obras a la hora de la misa y, claro, las
gentes, en especial los niños, se "salteaban" la misa.
Pero había un niño, Juan
Bosco, que se decidió a hacer algo para que los niños volvieran a la misa.
Se las arregló para aprender
trucos de prestidigitación, malabarismos y otras habilidades por el estilo.
Para eso, observó mucho, entrenó más y se ejercitó con los amigos.
Más tarde llegó a desafiar a
los titiriteros y malabaristas, les ganó las apuestas y se tuvieron que ir de
allí humillados.
Juan se hizo dueño del
domingo, de los compañeros y amigos. Comenzó de niño los domingos y acabó
moviendo masas de jóvenes, organizando su tiempo libre, montando talleres y
escuelas profesionales...
Se inventó el sistema de
"educar jugando y aprender gozando".
Su espíritu de saltimbanqui le
daba agilidad al cuerpo y ponía alas a su vocación de educador.
Les decía a los niños:
"Haremos muchos juegos y entretenimientos sin que tengan que pagar nada,
pero con una condición: que vengan después todos conmigo a la iglesia".
Eduardo Serralunga, periodista,
exalumno de Don Bosco, desde Neuquén.
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