LA POLÍTICA, ENTRE PREMIOS Y CASTIGOS…

“Corrillos y mentideros” del “Pago Chico”. Desde la ciudad con la ruina de sus calles, el “no electo 2011”, Gustavo Bevilacqua, irá, nada menos, que  a una banca en la Cámara Baja de la Nación.  Otros casos, notorios, en el paso del tiempo. 

Gustavo Bevilacqua: casi, casi,
se sacó el "gordo navideño". 

La política tiene esas cosas. Cuando todavía existen las listas sábanas, todo es posible. Desde las derrotas, que terminan con algunos sueños. Y también desde lo contrario, cuando una boleta, según la posición que se ocupe, permite que alguien, sin méritos suficientes más allá de un buen mimetismo,  se entremezcle y gane una banca.

El caso que queremos comentar no es nuevo, para nada. Tiene una vigencia de, por lo menos, unos cuatro años.

Dámaso Larraburu: la gente le dijo ¡no!. 

Fue en el 2011 (elección de octubre) cuando en Bahía Blanca fue nominado Cristian Breitenstein para seguir siendo el intendente de la ciudad. Con antelación manifiesta, propios y extraños sabían que no iba a “hacerse cargo” de su nuevo período, privilegiando acceder a la función de ministro de Producción, Ciencia y Tecnología de la provincia de Buenos Aires, integrando el gabinete del gobernador Daniel Scioli.

Cristian Breitenstein: que me quedo
pero me voy. ¿Y ahora qué?. 

Entonces, se consumó la burla a la voluntad del electorado. Y el municipio local quedó en manos del primer concejal electo, de la lista del Frente para la Victoria, Gustavo Bevilacqua. Se daba, entonces, la paradoja de que un vecino de Médanos (fue concejal en Villarino; y candidato a la intendencia alguna vez en el vecino distrito) se convirtiera en intendente bahiense.

Claro que eso de bahiense es una manera de decir, puesto que se sabe de su estrecho vínculo con Médanos, aunque resida, por estos tiempos, frente al Coliseo de nuestra ciudad.

Juan Pedro Tunessi: estuvo en todas. 

Todos los amagos posteriores de retrotraer una curiosa situación institucional al estado original (que Cristian asumiera como Lord Mayor o renunciara como tal) fueron estériles. Y así, Bevilacqua anduvo al frente en Alsina 65 por los 4 años, que están a punto de finalizar.

Casi estaría de más referirse a que, en ese lapso, al intendente “no electo” por la gente, alternó entre su real vínculo con el FpV y su pase, poco antes o poco después, pero finalmente concretado, a las filas del Partido Renovador, liderado por Sergio Massa, candidato a presidente en los comicios nacionales del pasado 25 de octubre. 

No hace falta demasiado, tampoco, hacer alusión al vínculo estrecho entre Bevilacqua y quien fue, por mucho tiempo, líder político local, Dámaso Larraburu, hasta que el veredicto de la ciudadanía le dio la espalda en las primarias del 9 de agosto y provocó que se bajara de la postulación para octubre. 

Rafael Morini: premiado
con el cruce de la plaza. 

Que el partido o frente, como quiera llamársele, que ejercía el gobierno de la ciudad se quedase si candidato natural trajo, por supuesto, aparejado que hubiera mayor énfasis en aquello de no saber qué partido mandaba por aquí.

Poco importaba, habida cuenta de las instancias muy poco afortunadas que signaron la vida política bahiense desde el 2003, derrota de Jaime Linares y la posterior polémica destitución de su sucesor, Rodolfo Lópes, con la buena ayuda que propició el por entonces presidente del HCD, que no era otro que Juan Pedro Tunessi..

Ramiro Villalba: quiso,
pero no lo dejaron. 

Lo cierto es que se sucedieron los desaguisados que incluyeron, por si todo lo demás fuera poco, la flaqueza de un Concejo Deliberante en el que proliferaron los bloques y de ahí en consecuencia, no pudo saberse mayormente quién era quién, según avanzaban los acontecimientos. 

Debería incluirse, por lo demás, el suceso, no menor, de la destitución de un edil, el sindicalista Ricardo Pera, repuesto después en su banca, como una demostración más de la precariedad institucional reinante.

No debería olvidarse, aunque el tiempo haya pasado, que alguna vez, tras un confuso episodio, el de “carne para todos”, un funcionario municipal, Rafael Morini,  fue premiado con su traslado, cruzando la plaza, desde Alsina 65 a Sarmiento 12, después de haber estado involucrado en ese caso que determinó sanciones para otros partícipes de menor jerarquía.

Ricardo Pera: lo favoreció
la endeblez legislativa. 

Como si todo fuera poco, tampoco debe dejarse de lado aquella situación en la que, durante un breve período de licencia de Bevilacqua, su relevo, Ramiro Villalba, “despidió” a algunos integrantes del gabinete, luego repuestos al regreso del Lord Mayor sustituto de Breitenstein.

Tardíamente, también, se produjo la baja de Rubén Valerio, el hombre de las 400 cuadras anuales de asfalto, duramente cuestionado en su momento, pero que se fue como aspirante a la intendencia de Monte Hermoso, donde la adhesión del electorado le resultó esquiva.

Lo cierto es que, en todo esto, que no es tan sólo un juego de dimes y diretes, propios de “corrillos y mentideros” que pululan por el ambiente, el mes pasado, apenas 20 días atrás, el “no electo 2011” aquí, fue consagrado diputado nacional, al ocupar el sexto lugar en la papeleta del “massismo”.

Rubén Valerio: Monte lo "puso en caja".
Las 1000 calles rotas, también. 

El hombre medanense dejará, al irse, una ciudad de “gobierno abierto” pero sin soluciones. Basta hacer una recorrida, muy breve, por las calles, para comprobar como el “slogan” (nunca fue más que eso)  de los nuevos pavimentos dejó paso a arterias destruidas (ver Las Heras entre Chiclana y San Martín; o darse una vuelta por el Parque de Mayo), como uno de los ejemplos hartamente visibles del cuadro de situación que deja la administración que se irá el 10 de diciembre.

Aun así, Bevilacqua jurará su cargo como legislador nacional el venidero 2 de diciembre. Un inmerecido premio en lugar del castigo que debería recibir.