UN SERVICIO POSTAL QUE NO LO ES…

“Tenemos un envío para usted” (pero lo entregaremos cuando se “nos cante”).

Que hasta las cosas más simples se quedaron en el túnel del tiempo es algo que puede comprobarse a cada paso.

Por caso, las largas “colas” -de usuarios, clientes o terceros que no son ni lo uno ni lo otro- que se forman frente a cajeros automáticos; cajas de empresas de servicio o lugares afines. No pocas de ellas, a absoluta “intemperie”, haga calor (como en estos días de sensación térmica superando los 40 grados; o en otra época del año, en gélidas mañanas, bien temprano o más tarde).

Ni hablar, claro está, de aquellos sitios (cualesquiera sean) en los que hacinamiento completa el panorama desolador para quienes deben, obligadamente, ir a pagar algún servicio o, quizás, a cobrar algo no contemplado en la mecánica digitalizada (un cheque, puede ser).

En algún lugar, pleno centro de la ciudad, donde abundan los cajeros “toda operación es posible”, muy enfrente de la Plaza Rivadavia, el recinto vidriado y sin un miserable aire acondicionado, concentra el rigor térmico a punto de generar, cuanto menos, algún transitorio “bajó de presión”.

De todas maneras, esta “postal” apunta a otra cosa. Tiene que ver, precisamente, con una empresa que suele decirle, en una papeleta que viene de lejos, que “tenemos un envío para usted”.

Lo tienen, y no habría objeción en eso, pero no se lo entregan. Primariamente, porque solamente dejarán un aviso, en buzón a nivel de vereda, sin intentar al menos ver su en el domicilio hay alguna persona habilitada para recibir la “pieza”, que puede ser “postal”; “comunicación fehaciente”; “express pak” (omitimos el nombre que antecede a este rubro porque sería “botonear” y no es ese el propósito); o finalmente “tarjeta de crédito o distribución con acuse”.

La cosa estriba en que en la papeleta en cuestión de indican, como “importante”, pero “por favor”, que “no concurra a la sucursal sin previa coordinación telefónica”.

Ahí se encontrará con un segundo obstáculo (el primero está tácitamente señalado porque no le entregaron en domicilio lo que le mandaban).

Usted llamará a los números que le figuran para establecer el contacto entre lss 8.30 y las 18, de lunes a viernes;  o de 8.30 a 12.30, los sábados. Nadie lo atenderá. 

Alternativamente dará ocupado (puede que algún empleado esté hablando por cuestiones, suyas, personales) o no responderá, llame 1, 2, 10, 100 o mil veces, dependiendo del grado de paciencia que le distinga.

Irá, nuevo capítulo, hasta la sucursal, ubicada en la calle que evoca a un prócer, de nombre Juan Martín.

Allí se encontrará con todos aquellos a quienes tampoco les entregaron su “pieza” y no pudieron comunicarse. Un montón, para decirlo claramente. Aunque el número de turno le indique que tiene 20 o 30 antes en la “fila”, salvo que no tenga absolutamente nada que hacer ni procure hacer ese nada en otro lado, se cansará de esperar. 

La parsimonia de quienes deben “atenderlo” puede tener que ver con un horario extendido que les fastidia o con cierta predisposición a no ir y venir, después de visualizar donde carajo está eso que alguien (usted puede ser) va a buscar.

Puede ocurrir que le digan que la “pieza” no volvió del reparto y que debe pasar en otro momento. Quizás, es otra de las posibilidades, se encuentre con un nuevo aviso de “visita” (y eso explicaría que el envío no volvió a la sucursal).

Volviendo un poco atrás, notará que la “papeleta” de marras le señala, con números garabateados con muy pocas ganas, la identificación de la “pieza” en cuestión.

Puede que lo que quieren entregarle (aunque podría suponerse que no) sea una tarjeta de crédito porque la anterior está cercana a su vencimiento. Puede también que la devuelvan si usted no tiene paciencia y va una y otra vez y no consigue retirarla.

En un caso así, cuando por sobre (antigüedad obsoleta ) o vía online, le llega el resumen mensual, ¿no sería práctico que le hagan notar que en su banco o lo que fuere está ya el plástico para que lo retire?.


Se nos ocurre, ¡bah!, después de ir inútilmente más de una vez a retirar el envío que era para nosotros, pero vaya a saber cuántas vueltas estará dando. No es para un “día de furia” ni mucho menos, pero, habiendo tantas formas mejores, ¿no sería bueno cambiar algo tan simple?. Decimos…       

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