MEMORIAS DE UN TIEMPO QUE SE FUE
Casi
seis décadas con el periodismo, en un repaso sin orden cronológico.
Dentro
de muy poco, el 9 de julio venidero, se cumplirán 50 años de la creación de
Cruz del Sur, empresa de periodismo y publicidad. Era, ese, mi primer
emprendimiento personal en la materia. Pero hubo antes y después, todo un
itinerario, que había arrancado unos 10 años antes y que se ha prolongado, con
sus altas y bajas, hasta el presente. Hubo muchos días del periodista, pero muchísimas
jornadas más ejerciendo desde muy joven mi vocación por el periodismo.
Estas
líneas, escritas al correr del teclado y sin rigor de cronología, reflejan
memorias de un tiempo que pasó. Con buenas y malas; con alegrías y sinsabores.
Tengo
bien claro que la principal cobertura, en casi 60 años de ejercicio de la
profesión, fue la hecha en ocasión de la visita de Juan Pablo II a Bahía
Blanca.
Pero
debo reconocer que, si bien ocupé jefaturas en distintos medios, la labor
independiente, con sus riesgos, fue la que más me apasionó. Prevaleció el
periodista antes que el editor, en mis periódicos. Error clave, por no tomar
recaudos para las épocas de “vacas flacas”, o lo que es igual, páginas sin la
cuota de publicidad que permitiera agregarle más a, por caso, DIARIO VILLARINO.
De
todas maneras, este reseña no está completa, pues las que están publicadas
están un poco elegidas a la azar o repasando recuerdos.
De
algo estoy plenamente seguro: nada de lo hecho, bueno o no tanto, hubiera sido
posible sin el apoyo invariable (le gustasen o no algunas escalas del largo
camino) de Mabel, mi esposa, que acompañó mi vida por más de 50 años, hasta el
12 de junio del año pasado, en que se fue al cielo, pero quedó, para siempre,
en mi corazón. Junto a lo que ella hizo, debo reconocer las desventuras que
signaron los años niños y jóvenes de mis hijos, por las actitudes que asumí en
mis trabajos.
Sólo
un consuelo abriga este momento del Día del Periodista 2016: haber sostenido,
siempre, una conducta que privilegió decir la verdad aunque conspirara con los
intereses del momento. No entendí otra manera de vivir la vida.
Hace
tiempo y a lo lejos, por estos días, pero de 1962, vino Graciela Borges a Bahía
Blanca. Lo hizo por la premiére de “Propiedad”, una de sus primeras películas.
La entrevisté la cafetería del Hotel Austral. Lo hice sin “precaverme” que en
un perchero, detrás de los sillones, lucían gorras de jefes militares, siendo
que yo hacía, por ese entonces, el SMO.
Día del Periodista, con los chicos de "Horas Felices", General Cerri |
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Graciela Borges: allá por 1962 |
Con Alberto Pedro Cabrera, distinguido en diciembre de 1983, en los 40 años del CPD |
Noviembre 1981: entrevistado, por Ricardo Vignoni, en el complejo Las Tres Villas, al asumir cono director de Deportes |
Alguna
vez, también (época del emblemático presidente, Néstor Casali, primo hermano de
Mabel), tuve a mi cargo el boletín de la Asociación de Ganaderos y Agricultores
de Bahía Blanca.
Muy
poco que ver, pero cuando la Sociedad Rural de Viedma celebró sus bodas de
plata, escribí y edité la revista de ese acontecimiento. Gentileza del
recordado Carlos Walter Taborda, notorio periodista de la capital rionegrina.
Taborda
mediante, cuando Roberto Requeijo fue gobernador de Río Negro, recibí la única
invitación de un gobierno para hacer un viaje “de vacaciones”, todo pago,
vuelos incluidos. Fue el comodoro Roberto Huerta, por entonces ministro de
Economía (hombre “fuerte” de aquella etapa) quien formuló esa impensada y gratificante alternativa. Fuimos,
febrero de 1968, con Mabel y nuestros hijos mayores (Eduardo y Lucrecia) y
disfrutamos de una maravillosa estadía en el majestuoso Hotel Pilmayquén, a
orillas del lago.
En el Pilmayquén de Bariloche: "pasamos 6 días maravillosos", dijo mi esposa |
Cronista deportivo en mis comienzos tuve, andando los años, en 1995, una experiencia interesante pero a la vez olvidable. Fui a cubrir el torneo sudamericano de básquetbol en Montevideo, Uruguay. Había estado allí con Mabel, camino a Punta del Este, 30 años antes, en el viaje de bodas, lo que me traía recuerdos que marcaron mi vida. Fue una odisea enviar la cobertura hacia Neuquén. Allí, los “editores” circunstanciales de las páginas deportivas –“asesorados” por el jefe de deportes de un diario capitalino que no tenía deportes– no publicaron virtualmente nada del material recibido. El diario para el que trabajé brevemente, era casi ficticio, con “noticias inventadas”, que se caían a poco de salir. Dicho sea de paso, nunca vi algo igual.
Un
4 de diciembre, en 1964, me tocó cubrir el aniversario de la cabecera del
partido de Saavedra. Fuimos, con el fotógrafo, en tren, algo ciertamente
inusual. Y tuvimos problemas, mínimos, en el hotel.
Saltando
en el tiempo: un gobernador, a mi entender el mejor en décadas, del primer
estado argentino “castigado” por sus mandatarios, me decía, cada vez que lo
encontraba por nuestra zona, ¿qué me va a preguntar hoy, señor
periodista?. Se llamó Antonio Cafiero,
“un político de raza”.
El
’73 no fue un buen año, mucho menos cerca del 25 de Mayo y la asunción del
“tío” Cámpora. El primer día hábil después de la fecha patria, tocó el timbre
en casa, don Luis Antonio Di Nucci, flamante secretario técnico de la
Municipalidad de Villarino. Vino a señalarme el desagrado del nuevo gobierno
por una muy simple razón. En el último día administrativo de la gestión de don
Manuel Jorge Bermejo como intendente, había cobrado el importe total de mis
acreencias por publicidad. Cosas del destino: a don Luis, muchos años después,
llegó a conocérselo, además de por su figura, como “Página 3”, porque fue
columnista permanente del entonces diario “Villarino” de papel. Entrañable
amigo, por otra parte, en cuya casa compartí muchos almuerzos, preparados por
Raquel, en la pausa alargada (culpa mía) de los mediodías.
Tratando
de hacer memoria. La Municipalidad de Villarino, en todos sus tiempos (y pese a
alguna grieta cíclica en la relación) ha sido el principal auspiciante en la
larga historia de mis publicaciones, por años, en papel. De entes oficiales, por mucho tiempo lo fue
CORFO Río Colorado, esencialmente durante la prolongada gestión de Oscar Fasano
como administrador general. Las cooperativas eléctricas (Pedro Luro, Mayor
Buratovich e Hilario Ascasubi), fundamentalmente en la etapa de los ’80
ilustraron mis páginas. La desaparecida Hasindal lo hizo, en muy buen
grado. Uno de los primeros anunciantes,
en Médanos, lo fue la Tienda El Progreso. Desde otros ángulos, pero también con
su publicidad, los comercios de Simoni (autos; materiales de construcción) y Di
Nucci (con la tradicional farmacia).
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Antonio Cafiero, gobernador: ¡si lo habré reporteado!. Político de raza |
En
Bahía Blanca, casi paradójicamente por ser mi ciudad –aunque mi “lugar en el
mundo” elegido fue Médanos– tuve, oscilante según los ciclos políticos, apoyo
del municipio, fundamentalmente en las producciones de radio. Pero, desde lo
comercial, tres empresas se distinguieron especialmente: dos, de la carne, como
las Carnicerías La Criolla, de Jorge Antonio Larraburu; y la Corporación
Argentina de Productores de Carnes
(CAP), desde su cabecera en General Daniel Cerri.
Párrafo
aparte, eso sí, debo dedicarle a Insumos Informáticos SRL, de Fabrizi y
Carrozzino, que, en todo tiempo y por muchos años, me honraron –desde todos los
ángulos– con una suerte de invalorable respaldo, económico y de estímulo y
amistad.
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El "Zorro", Jorge Simoni: sin par. Amigo, intendente y mucho más |
Rara
paradoja: siendo que por décadas estuve diariamente en Médanos (y también en
los otros pueblos del distrito) sólo dos veces hice noche allí. Una, tras
seguir durante todo el día, junto a “Fogonazo” (Rodolfo Alló, emblemático
fotógrafo, la actividad del vicegobernador Luis María Macaya. Otra, durante la
Fiesta Nacional del Ajo, edición 2004. En ambos casos, casi, casi, en el mismo
lugar; la primera, en lo que era la gamela de Gas del Estado; la restante, en
una de las viviendas del country que es hoy el emprendimiento turístico de
Simoni y familia. Dicho sea de paso: muchas madrugadas, eso sí, se prolongaron,
después de las sesiones del HCD, en la tardía cena; y en las charlas posteriores
en casa de Miguelo Novo. “Discutiendo” con Liliana (Payva), claro…
Hubo,
en tanto tiempo, testimonios logrados que marcaron a fuego, para el rincón de
los recuerdos, una larga trayectoria: una entrevista con Anselmo Marini,
gobernador radical. Por años, conservé la foto de ese reportaje. Otra, misma
época, la cobertura de las explosiones que abrieron camino, entre las sierras,
a la ruta 76.
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Patricia Stalldecker: "chica del verano 1988". Con ella y "Bartolo", una larga amistad |
Andando
los años, “Tito” (Iglesias) celebró sus “50” con una fiesta inolvidable, a la
que fuimos con Mabel. El video presentado arrancaba con imágenes y mención de
los momentos en que trabajó junto a mí. Pero más allá de la comida y la
actuación de Sergio Denis (para deleite de mi esposa), hubo un hecho
particular. Iglesias mostró sus oficinas en Buenos Aires, encabezadas por la
foto de un programa que, sobre Ingeniero White, hicimos en LU7.
Entre
los ’80 y principios de los ’90, “muy enchufado” con las ediciones offset color
de “Villarino”, compartí alguna experiencia. En la disco de Médanos,
auspiciadas por el periódico y con el apoyo del municipio, del Consejo Escolar
(en ciertos casos) y empresas distritales, como así por el entonces senador
provincial José Fernando Carrizo Fierro, llevé adelante, bien es cierto que con
el respaldo de Néstor Barelli (Eros) algunas fiestas que despertaron no poca
atención.
Entre
ellas, en varias ediciones, fueron realidad la entrega de los premios Cruz del
Sur (a fin de año); la elección de la “Chica del verano”, en la época estival;
y la nominación de la “Chica de los Estudiantes” que pudo viajar a San Salvador
de Jujuy, para la Fiesta Nacional de los Estudiantes. Veladas a boliche
repleto, cada vez.
Un
amanecer, el del 24 de marzo de 1976, fui convocado, como jefe de redacción de
“El Chubut”, diario de Trelew, para concurrir a la Casa de Gobierno, en Rawson.
Asistí al cambio de gobierno, producto del golpe militar de aquel momento. Lo
había anticipado la noche anterior, en el noticiero del Canal 3.
Antes
de eso, entre enero y febrero (no recuerdo la fecha exacta), abordé a Benito
Fernández, gobernador imposible de entrevistar, a su regreso aéreo de Buenos
aires. Tuvo que hablar, algo que se recordó porque el mandatario "no daba notas la prensa ni hacía declaraciones.
Nunca,
y cuando digo nunca fue nunca, tal cual, escuché que mi viejo (Ernesto, que alguna
vez escribió “Renovación”, periódico de los años ‘20/30) comentara alguna de
mis notas, esas que hice por años desde todos los ángulos. Sí, mi mamá,
preguntaba a veces qué hacía y por dónde, cuando los viajes a la zona eran una
constante cotidiana. Ella me escuchaba, sí, en mis noches de radio.
Quienes
siempre tuvieron alguna acotación sobre mi trabajo periodístico fueron mis tías
(Victoria, Pepa, Ida, Chela, Irma, Nelly, Yuya y Coca) que seguían mi tarea
desde la intimidad de la recordada casa de Terrada 74.
De
muy chico, y esto lo he dicho alguna vez, precisamente, mis tías paternas me
ayudaron a editar, hectógrafo mediante,
una pequeña hoja informativa de la Cruzada Eucarística, asociación de la
parroquia Santa Teresita del Niño Jesús.
De
aquellos tiempo idos –como decía Marcelo Romero, o Marty Sanders, en sus charlas por Cruz del Sur FM) – fue
una experiencia de la cual, en pocos días, se cumplirán 50 años. El 9 de julio
de 1966, “fundé” Cruz del Sur, nombre con reminiscencias del pequeño club del
barrio que también fue creación personal en el ’57, la que sería mi empresa
periodística, independiente, por muchos años.
El folleto de presentación fue diseñado por
Sarita Romanelli (hoy y desde hace décadas señora de Domínguez, por Jorge, su
esposo), prima hermana de Mabel, que hizo los primeros dibujos. A poco de
empezar, hice “La Calle”, pequeñísima revista, de efímero paso, para Cabildo y
su comunidad. Como para que todo quedara en familia, Patricia Tacchetti,
sobrina por Mabel, fue tapa de la primera edición, en su condición de reina de
la Juventud Agraria Cooperativista.
De
tiempos cercanos: alguien, uno de esos que no sabe de qué habla y para qué, me
dijo que un periodista, para emitir opinión, “no debe cobrar”. ¿De qué viviría
entonces?.
Otra,
pero que viene de lejos. Una noche, al entrar yo al comité radical, en Médanos,
un “dirigente” –fue concejal y también presidente de la Cámara de Comercio de
Mayor Buratovich– dio vuelta su silla y se colocó “de espaldas”. Le había
molestado un comentario, en “Villarino”, a propósito de sus dos caras. Tiempo
después, se demostró la veracidad de lo dicho. Pero eso formó parte de una
crónica policial de la que nunca nos ocupamos.
Sucedió
en Tornquist, como en Villarino, después del 25 de Mayo del ’73. El intendente
de turno, que intentó, años más tarde, serlo de Bahía, cortó la publicidad que
se asignaba al periódico “Tornquist”, cuya marca me había vendido en agosto del
’69. Le molestaban los comentarios de la hoja, en contra del peronismo de
época.
Un
año de los ’70 –el 74 justamente– vi a Juan Domingo Perón, el 17 de mayo,
Día de la Armada, en la Base Naval Puerto Belgrano. Semanas después, dejaba de
existir quien fue histórico protagonista de la historia política de nuestro
país.
Corría
el ’76 y fue en Trelew. El entonces presidente defacto, Jorge Rafael Videla,
estuvo en Chubut y saludó a los periodistas durante su visita. Estuve allí,
como jefe de redacción del diario “El Chubut”. Hasta podría decir que alguno,
todavía hoy, critica que haya participado de ese saludo allí.
Misma
época y mismo lugar. A las escondidas, en el restaurant “El Mesón”, en manos de
un bahiense, entrevisté a Raúl Alfonsín, líder radical que sería presidente de
las Nación seis años después. ¿Entonces?.
¿Ironías
del destino?. En la Semana Santa de “la casa está en orden; ¡felices Pascuas!”,
el viernes (santo) ediles del bloque radical en el HCD de Bahía Blanca,
concurrieron a LU3 Radio del Sur. Le pidieron al entonces director de la
emisora, Pablo B. Serrat, que “me sacara del aire”, aludiendo a un comentario
formulado la noche anterior en mi programa, “Relieve 1080”.
Adalides de la
preservación de los derechos constitucionales, fueron en contra de la libertad de
expresión. No pasó del intento, pero…
Parecida
situación. Un buen día me buscaron desde Coronel Suárez para que me hiciera
cargo de “El Imparcial”, legendario diario de aquellos pagos. A punto de firmar
el contrato, corrigieron el escrito original. ¿Qué pusieron?. Que si el diario
era clausurado por alguna opinión, debía pagar una multa diaria hasta tanto se
levantara la medida. Otro vivo respaldo a la libertad de expresión. Concluyeron
las negociaciones.
Hubo
una vez, junio de 1972, en que un ejecutivo del matutino local pretendió
exigirme que cumpliera con la “dedicación exclusiva” pactada 11 años antes
(1961) para incorporarme a la redacción general del diario. Ya para entonces,
estaba cansado de cubrir mi responsabilidad, como jefe de lo que hoy llaman
“regionales”; y suplir de continuo, a la vez, sin remuneración acorde, a
prosecretarios que por cualquier motivo no hacían lo suyo.
Tuvieron,
en aquella oportunidad, hasta el tupé de reclamar que dejara mis actividades
(periódicos que tenía en la zona, como “Tornquist”, de Tornquist; “Villarino”,
de Médanos; y “La Noticia”, de Punta Alta, además de mis producciones de radio,
en LU7 Radio General San Martín. Decir que ¡no! y renunciar fue una sola
determinación, frente al ”caradurismo”
empresario. El Sindicato de Prensa,
¡bien gracias!, casi como de costumbre.
Como cronista deportivo, que lo fui (lo soy) por muchos años, alguna vez encabecé
la comisión directiva del Círculo de Periodistas Deportivos. Quien siempre se
creyó “dueño” de esa entidad formuló densas críticas (acompañadas de denuncias
improcedentes) ante la Federación Argentina de Periodistas Deportivas. Todo inventado, sólo porque nunca respaldé la
“conducción” con que ese hombre intentó, con absoluto personalismo, “manejar” el
CPD. Una foto mía, que yo no entregué por supuesto, está en la galería de presidentes.
Casi un agravio para mí.
Mi
afinidad con la dirigencia deportiva, que ejercí por muchos años, hizo que,
alguna vez, se me designara director de Deporte y Turismo de la municipalidad.
El mismo personaje “denunciador” fue a pedirle explicaciones al intendente, por
mi nominación. También lo hizo un funcionario del gobierno provincial,
Fernández Gil, objetando mi designación.
Pero
el colmo llegó desde el matutino local. Allí, un “amigo”, de esos que nunca
faltan –y mucho menos si de periodistas se trata– ordenó una nota interrogando
si hacía falta una dirección de Deportes en la ciudad, La publicaron un día en
que los canillitas no repartieron ni vendieron los ejemplares. Pero el mal
estuvo hecho.
La misma persona, pergeñó una campaña en contra mío, en el diario, cuando, a fines del ’83, dejé mi cargo
Ese "personaje periodístico" ofreció sus servicios al gobernador del
Chubut, en los ’80, cuando revisté como delegado “para difusión y turismo”, de
aquel estado patagónico. El móvil era, obvio, “patearme” de la función. No lo
consiguió, pero desde Rawson me ofrecieron, sí, que me radicara allá para
ocupar una de las direcciones del área de prensa de la Gobernación.
En
1971, 3 de julio, se vivió un acontecimiento deportivo poco menos que sin igual. En la
inauguración del “Norberto Tomás”, Bahía Blanca derrotó al campeón del mundo,
Yugoslavia. Produje esa vez la transmisión para
LU7. Entre todos los recordatorios de ese suceso (una y mil veces),
nunca me preguntaron nada los “opinólogos” de época. ¿Casualidad?. ¡No!, lista negra.
Dos
veces, en el año 1977 me convocaron para ejercer cargos ejecutivos en medios de
la Patagonia. Una, desde el diario “Río Negro”, de General Roca. Otra, desde
“jornada” de Trelew, para que me hiciera cargo del diario “Esquel” que tenían
en la ciudad cordillerana del mismo nombre. En el primer caso, a sugerencia de
mi hermana mayor y teniendo en cuenta los valores de las viviendas en Neuquén,
rechacé una de las secretarías de redacción del matutino, históricamente uno de
los medios más notorios del sur argentino. Fue nunca más con esa empresa.
En
el otro, los que formularon la propuesta creyeron que, a poco de andar, “me
quedaría con el diario”, en virtud de la forma en que, intuían, manejaría la
redacción, la administración y la publicidad de ese medio. Nunca más supe qué
pasó, porque transfirieron la marca a un grupo de la Cámara de Comercio de
Esquel, el cual procuró mis servicios en las mismas condiciones pactadas con la
empresa Feldman. Nada que ver y punto final.
Hubo
un tiempo en que anduve por LU34 Radio Pigué. Los viernes, por el comienzo de
los ’70, hice un programa sobre Tornquist. En los ’80, en cambio, hicimos con
Eduardo, mi hijo mayor, también periodista, “Tiempo de Verano”, en LU26 Emisora
Coronel Dorrego.
Un entrañable amigo quien conocí, muy joven
él, en mi continuo tránsito por la Municipalidad de Villarino, dijo, no pocas
veces, que “estuve con todos los gobiernos”. A la recurrente expresión de
Carlitos Caraballo, que se fue, muy temprano, dejando tras de sí la estela de
sus convicciones y su compromiso, siempre le respondí de la misma manera: “te
equivocás; todos los gobiernos estuvieron conmigo”. Y hubo mucho de cierto en
ello: coincidieran o no con mis comentarios y manejo informativo, pasaron
muchos intendentes, gabinetes y concejos deliberantes, mientras he podido
permanecer allí, haciendo periodismo desde siempre. Dios dirá hasta cuándo…
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