FRANCISCO Y LAS COMUNICACIONES SOCIALES
“Respirar la verdad de
las buenas historias”.
Ciudad del
Vaticano (AICA).- En su mensaje para la Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales, el papa Francisco le dice sí a los relatos teñidos de
verdad y no a las historias falsas, y exhorta a elaborar ¨historias que
construyan, que no destruyan¨, en un contexto que define ávido de “chismes y de
habladurías” y en el que no se para de consumir “violencia y falsedad”.
Los relatos
“pueden ayudar a entender y a decir quiénes somos”, porque “el hombre es un ser
narrador” que necesita “revestirse de historias para custodiar su propia vida”.
El papa Francisco lo subraya en su mensaje para la Jornada Mundial de las
Comunicaciones Sociales 2020, publicado en la memoria de San Francisco de
Sales, patrono de los periodistas.
Un mensaje que,
sin embargo, abarca un horizonte mucho más amplio que la profesión de
periodista, como Francisco lo viene haciendo desde el primero en 2014, cuando
trazó un vínculo ideal entre la figura evangélica del buen samaritano y la
misión que hoy llevan a cabo los "buenos comunicadores".
En un momento
marcado por el uso instrumental y divisivo de la palabra,
"enfermedad" de la que el mundo católico lamentablemente no es
inmune, el Papa recuerda que la comunicación es auténtica si construye, no si
destruye.
Frente a la
difusión de narraciones "falsas y malvadas" - hasta la sofisticada
aberración del deepfake (engaño profundo) - el Papa anima a que la narración
hable "de nosotros y de la belleza que poseemos" ayudando a
"reencontrar las raíces y la fuerza para avanzar juntos".
Necesitamos, es su exhortación, "respirar la verdad de las buenas
historias".
En el mensaje se
cita la storytelling (narración de historias), una técnica cada vez más en boga
en varios campos, desde la publicidad hasta la política, pero la historia en la
que piensa Francisco no sigue lógicas mundanas. Tiene un valor más profundo que
hace "memoria de lo que somos a los ojos de Dios". Además, una
indicación reveladora de lo que el Papa considera un modelo de narración viene
ya del tema elegido para el Mensaje: "Para que puedas contar y grabar en
la memoria (cf. Ex 10,2)La vida se hace historia".
La Sagrada
Escritura, señala el Papa, es "una Historia de historias" y añade que
la Biblia nos muestra "un Dios creador y narrador al mismo tiempo".
Precisamente
"a través de su narración - continúa - Dios llama a las cosas a la vida y,
como colofón, crea al hombre y a la mujer como sus interlocutores libres".
En la inminencia de la celebración del "Primer Domingo de la Palabra de
Dios", instituido por la Carta Apostólica Aperuit Illis, Francisco nos invita,
por tanto, también con este mensaje, a estar cerca de la Sagrada Escritura, a
hacerla nuestra, recordándonos que "la Biblia es la gran historia de amor
entre Dios y la humanidad".
Por otra parte,
como nos enseña el Libro del Éxodo -del que se toma el tema del mensaje-
aprendemos que "el conocimiento de Dios se transmite sobre todo contando,
de generación en generación, cómo Él sigue haciéndose presente".
Una parte
importante del documento está dedicada por el Papa a "historias
destructivas" que describe con palabras que recuerdan la inmediatez de las
homilías de Santa Marta. Una vez más -como ya en el Mensaje para las
Comunicaciones de 2018 dedicado al fenómeno de las fake news (noticias falsas)
- Francisco pone en guardia ante la tentación de la serpiente, narrada en el
Libro del Génesis, que "introduce en la trama de la historia un nudo
difícil de deshacer".
El Papa denuncia
esas historias que "nos narcotizan, convenciéndonos de que necesitamos
continuamente tener, poseer, consumir para ser felices". Y, retomando un
tema muy querido para él, estigmatiza la avaricia de "los chismes y las
habladurías" de los que "casi no nos damos cuenta" así como la
mucha "violencia y falsedad" que "consumimos". La
consecuencia última es la difusión de "historias destructivas y provocadoras
que desgastan y rompen los hilos frágiles de la convivencia".
En riesgo está la
dignidad humana que se ve despojada por la combinación de "información no
contrastada" con la repetición de "discursos triviales y falsamente
persuasivos" que hostigan "con proclamas de odio". A todo esto,
pide reaccionar con "coraje" para rechazar tales amenazas. En un
mundo que sufre "muchas laceraciones", Francisco espera que podamos
sacar a la luz “la verdad de lo que somos, incluso en la heroicidad ignorada de
la vida cotidiana".
El Papa dirige
entonces la atención a la historia de Jesús, que muestra cómo a Dios le importa
tanto el hombre y que para Él "no hay historias humanas insignificantes o
pequeñas". "Por obra del Espíritu Santo", añade, "cada
historia, incluso la más olvidada", puede "renacer como una obra
maestra, convirtiéndose en un apéndice del Evangelio". Cita a algunos
historiadores que han "escrito admirablemente el encuentro entre la
libertad de Dios y la del hombre" desde las Confesiones de Agustín hasta
Los Hermanos Karamazov.
Invita a leer las
historias de los santos y a compartir esas "historias que huelen a
Evangelio" que cada uno de nosotros conoce. "Contarle a Dios nuestra
historia nunca es inútil", reitera, porque "nadie es un extra en el
escenario del mundo y la historia de cada uno está abierta a la posibilidad de
cambiar". Por esta razón, señala, "incluso cuando contamos el
mal" se puede reconocer el bien y "hacerle sitio".
El mensaje
termina con una oración a María para que escuche las historias, para que las
custodie. Recordando una imagen querida por Francisco y también presente en la
casa Santa Marta, pide a la Virgen que desate "el cúmulo de nudos en que
se ha enredado nuestra vida", ayudando a "construir historias de paz,
de futuro".
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