SE JUEGA, EN TODOS LADOS, CON LA PASIÓN DEPORTIVA

Racing, Olimpo y Barracas: 
¿hace falta algo más?.

Para quienes somos de otros tiempos hay alguna pasión deportiva que parecería una contradicción.

Cuando la llegada de los equipos del interior (algo hizo don Valentín Suárez, cuando el Nacional, allá por los ’60) al círculo privilegiado de AFA era poco menos que inaccesible, los seguidores del más popular de los deportes tenían dos predilecciones.

Hablando de mi caso personal, seguí a Racing, a través de los relatos radicales del “Maestro” Fioravanti, en la misma medida en que, desde los 7 años (y estoy arribando casi a los 76) iba, inexorablemente al viejo estadio de Avenida Colón y Angel Brunel, a palpitar todos y cada uno de los momentos del glorioso Olimpo de aquellas épocas.

He mantenido, desde siempre, ese “hinchismo”, que ni siquiera se ha atenuado con la incursión olimpiense, del 2001 en adelante, alternando con los mejores, la Academia incluida.

Víctor Blanco (Racing)
Distinta fue la cosa con al básquetbol, deporte emblemático de la ciudad. Desde muy chico, no sólo frecuentaba “El Bosque” de Thompson al 600. No perdía partido, cuando el torneo oficial se jugaba en pleno verano, de noche, a can- chas abiertas, con tableros de madera y pisos de cemento, alisados y pintados de un rojo difuso.

Por si eso fuera poco, en casa era uno de los que llevaba, puntualmente, los libros de socios del Club Atlético Barracas Central, fundado en 1929 y del que “mi viejo”, Ernesto Umberto Serralunga, era “secretario rentado”, aunque nunca llegara a cobrar algún sueldo en esa condición. En 1959, eso sí, lo reconocieron con una medalla de oro y un “banderazo” con los colores azul y blanco, que distinguían a esa entidad en cuya cancha creció mi afición por el básquet. 

Fui técnico de equipos de infantiles; dirigente en el año en que el club ganó su primer título oficial, después de ser dueño y señor del Ciudad de Bahía Blanca que se jugaba en el viejo Salón de los Deportes.

Imborrables, los recuerdos –de Racing, Olimpo y Barracas como todos aquellos episodios vividos en la niñez y primera juventud–.

Pero, como en todos los órdenes de la vida, siempre hay momentos de inflexión, aunque es muy difícil (imposible estaría mejor dicho) que se cambie la pasión.

Así pasaron los años. Con Olimpo acaparando todos los títulos, todos, en el fútbol lugareño. Con Racing, tras aquel triple campeonato de ’49, ’50 y ’51, tuve que esperar el memorable gol del “Chango” Cárdenas, para ver a la Acadé al tope del juego de la pelota, como campeón mundial.
Alfredo Dagna (Olimpo)

Lo de Barracas señaló una instancia no deseada, cuando se fue del básquet por dos décadas, así como alguna vez dejó de practicar bochas, sumiéndose en una de sus crisis cuando se talaron los árboles que le confirieron el rótulo de El Bosque.

Más en lo contemporáneo las alternativas fueron disímiles. Racing festejó en diciembre del 2001 su campeonato después de largo tiempo, de la mano del “Mostaza” Merlo. 

En la misma tarde-noche del 27 del último mes de aquel año, Olimpo trepaba al soñado ascenso a la Primera A de AFA, con medio año de antelación diciembre.

Racing, aun con reiterados cambios de técnicos, sigue peleándola, para no alejarse demasiado en el largo campeonato que recién se reanudará en febrero (si AFA encarrila alguno de sus reiterados desvíos).

Olimpo, en el mismo receso en marcha, ya se desprendió de Nereo Champagne (su mejor figura de las últimas cuatro temporadas) que se fue a España. También Jacobo Mansilla, algo de lo más rescatable de la plantilla tomó rumbo a Newell’s Old Boys de Rosario, donde “entrena” Osella como DT. Y se está rumoreando (quizás ya sea un hecho confirmado) que se irá el uruguayo Carlos Rodríguez, un fuerte defensor central.

La frutilla del postre termina de ofrecerla Oscar Abraham, a la sazón presidente de Barracas.

El “cotur” anticipó que ha pedido (hasta ahora habría recibido opinión en contrario de la ABB) no jugar en primera (ganó el ascenso en la reciente competencia) para quedarse en segunda. Adujo razones económicas; falta de sponsorización; y cierto interés por dedicarse a las divisionales de menores y juveniles (poco se ha hecho en el club, casi siempre en ese sentido), vaya a saber con qué ignota perspectiva de futuro.

Lo de Racing, inmerso en el caos pos “Don Julio” afista, podría tener, quizás, algún tipo de disculpa, aunque los “ires y venires” dirigenciales no se entienden. Dejaron ir a Diego Cocca, que lo hizo campeón, para tornar a buscarlo ahora.

Lo de Olimpo se inscribe, y no de ahora, en una total desaprensión de Alfredo Dagna y su staff, por preservar algo, cuando sólo son admisibles dos refuerzos. 

El drenaje iniciado por Perazzo y seguido por Osella y Díaz, no parece tener posibilidad de revertirse, aunque aparezca Mario Sciaqua, entrenador de la B, quizá para ir delineando futuro de segundo escalón para la temporada que llegará de mitad de año en adelante.  
Oscar Abraham (Barracas Central)

¿Puede acaso mantenerse la pasión que no se cambia, con semejantes realidades?. Interrogante de respuesta difícil de expresar. ¿Alguna vez entenderán los dirigentes, de donde sean, que no puede jugarse tan irresponsablemente con el espíritu de los hinchas, principal soporte de todos los deportes?.       

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