EL DÍA DEL PERIODISTA DEPORTIVO Y UNA HISTORIA PARA SER CONTADA
Llama la atención –o no tanto
quizás, en una ciudad por sobre todas las cosas “careta” como ésta– que, ahora,
como si recién se hubiera descubierto esa fecha en el calendario rememorativo
de festejos “profesionales” (cada uno en su especialidad), se haga hincapié,
por decirlo de alguna manera, en el “día del periodista deportivo”.
Joaquín Carballo Serantes (Fioravanti): leyenda del relato deportivo. |
Recuerdo, sí, la dura batalla
emprendida (uno elige adónde “malgastar” su tiempo ocioso) al asumir la
presidencia del Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca, que supo
tener sede en la calle Martín Fierro 572, entre la Avenida Alem y 12 de
Octubre.
Por una de esas ocurrencias
con costados de satisfacción, muy pocos en relación a los negativos y amargos,
se me ocurrió acceder a la titularidad del CPD. Lo hice, podría decir, para
oponerme al deseo de un integrante de la entidad, que procuraba volver sobre lo
andado conformando una nueva CD, “con visión de futuro”, o lo que es igual,
carente en absoluto de las exigencias propias de un ente privado de ese tipo.
Llegué a ese “cargo”, después
de haber sido invitado a participar de un encuentro informal en busca de una
salida a las desventuras del círculo, con la casa cerrada; con su mobiliario
(el que quedaba) amontonado en una sala; y con destino impropio: dar albergue a
quien la cuidara en sus tiempos de total inactividad.
No fue fácil, porque de movida
tropecé con las denuncias, a la Federación Argentina de Periodistas Deportivos,
formuladas por un ex dirigente (el mismo que aludía a una renovación que no era
tal), hablando poco menos que de vaciamiento o algo por el estilo.
Sin embargo, a mi impulso, y
el de algunos que me acompañaban, se generó lo que tomó el título de Círculo de
la Prensa. Hacía
llegar a la ciudad a invitados especiales, con quienes los periodistas locales
charlaba “off de record”, para interiorizarse de muy disímiles segmentos de la vida de ese
momento; algunos, temas deportivos; otros, políticos; en alguna medida, también
empresarios o de la sociedad en general.
El “denunciador” de entonces,
insinuó que lo que estaba tratándose era “terminar” con el CPD. Pese a eso, a
pedido, se reanudaron los cursos de periodismo deportivo (desde mi punto de
vista no tenían relevancia ya). En algún momento, se promovieron acciones a las que el círculo había permanecido
ajeno, como la entrega del que fuera en
su tiempo el premio “Cafiaspirina” al deportista destacado del mes. O se
promovió el Circuito Cruz del Sur, la noche del 5 de enero del ’83, cuando por
única vez, en más de medio siglo, no se disputó el clásico Circuito de Reyes.
Se puso énfasis en el desarrollo de la Primera Fiesta
Nacional del Básquetbol, que intencionadamente olvidaron después los propios
periodistas deportivos. Se llevó adelante la fiesta de los 40 años, el 17 de
diciembre de ese mismo ’83, en los salones del club Argentino.
Después, ya en el ’84, un
grupo urdió la farsa de una renovación que no era tal, promoviendo una CD, y llevando a la cabeza a un emblemático periodista deportivo de la etapa
fundacional del círculo. Muy pronto, todo se transformó solamente en una peña
para cenar los martes. A ciencia cierta, no puedo saber, ni me interesa
demasiado, si esa actividad preferencial sigue vigente.
Aún así, no puedo ignorar que
el CPD dejó de ser lo que en esencia debió ser. Los que siempre estuvieron “en
contra”, transitoriamente trocaron en “fervorosos adherentes”, sin que pueda
saberse cuál era el propósito.
Hoy en día, hay quienes unidos
a la “onda” del momento, creen haber sido los dueños absolutos de la verdad. Y
“creadores” de una celebración que nunca sintieron.
Como no puedo ocultar la
nostalgia por épocas y hechos del pasado (cuando ejercí, desde muy joven, el
periodismo deportivo), sumo esta estampa, que viene mucho a cuento:
Luis María Serralunga
Periodista desde hace 57
años
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