UN CLÁSICO: EL ENCUENTRO DE ARTESANOS


Todos los colores, en la Plaza Rivadavia.

Con los dos últimos gobiernos de la ciudad -y de esto pasaron virtualmente 8 años- se nos fueron las ganas, y buenas razones hemos tenido para ello, de andar horas, siguiendo el cotidiano devenir de esta Bahía Blanca en la que se privilegia el prohibir sobre lo prohibido.

Aun así, a través de las redes sociales, esencialmente, no hemos dejado de expresar nuestra crítica sobre hechos o realidades que poco enaltecen al pretendidamente más importante centro urbano del sur bonaerense.

Este viernes (10), sin embargo, "nos pegamos" una vuelta por el centro, caminando sus calles, ante la falta, por algunas horas, del vehículo con el que transitamos habitualmente los distintos sectores de esta supuesta "capital", de una nueva provincia que nunca prosperó, simplemente porque siempre se recurrió al remanido intento de "crear" algo así, a la sombra de un diario que ya no lo es y que por muchísimos años quiso imponer una idea, muy traída de los pelos, encerrada en el afán individual de de protagonistas siempre repetidos.

Ayudaba el clima, ciertamente, y por eso nos detuvimos un instante a observar el movimiento que se generaba, desde bastante temprano, en la Plaza Rivadavia.

No es que no lo hayamos visto antes, sino todo lo contrario, pero nos dio cierta pena observar aquello que fue conocido como "la fuente de Esandi" (memorando al que fue alguna vez intendente de la ciudad), ubicada casi frente al palacio municipal, pero del lado del paseo central. Nunca, es cierto, "se le encontró la vuelta" a ese viejo elemento que rompía un tanto la monotonía de un lugar para distraerse un tanto, pero alejado de la mirada de quienes ocupan oficinas tan sólo a poco metros de distancia, pero "no ven", desde antiguo, necesidad alguna de embellecerlo.

Pero el tema es otro.

En todo el perímetro de la plaza, cuando anduvimos por allí, empezaba a tomar cuerpo, el tradicional encuentro nacional de artesanos (¿y manualistas?) que le da otro color, a principios de la Primavera, ya desde hace muchísimos años, a la plaza y todo su entorno.

Estaban ya, los más adelantados, acomodando sus "productos" en stand ya levantados; los que armaban su sitio; y los que bajaban de sus vehículos, de todas clases, la "mercadería" que van a ofertar al público hasta el venidero lunes 13.

Malamente enfocamos una larga cola, la de quienes esperaban el turno para hacerse de la ubicación que les tocará, en los próximos días, para hacer su propuesta. ¿No hay otra forma para ese trámite, que estar esperando al sol que los atiendan?.

Es probable, claro está, que estemos desinformados, y que el Instituto Cultural no tenga nada que ver con eso. O sí, pero ya se sabe que lo que antes era una subsecretaría dentro del organigrama municipal, ahora está, casi como hecho insólito, a cargo de un ex funcionario, ya jubilado, que ha querido permanecer ligado a la MBB para hacer lo que no hizo en años (¿cómo anda, a propósito, el Teatro Municipal, o "Primer Coliseo", cerrado por refacciones?).

Lo cierto es que la actividad iba intensificándose, a medida que avanzaban las agujas del reloj.

Un artesano (productos en madera lo suyo) nos dijo que hace años, como 25, que viene desde Berasategui.

Se mostró muy conforme, señalando que "la gente, aquí, entiende del tema"; que todo se hace a satisfacción ("muy buena la seguridad"); y que sigue viniendo porque le gusta el encuentro, "aunque casi siempre llueve"; esperanzado en que esta vez el clima ayude "con buen tiempo". Y alentado, porque, señaló, "los espectáculos que se ofrecen son muy buenos".

En fin, un breve "entretiempo", como para para pensar que, pese a los comicios que se vienen, hay algo, muy pequeño tal vez, que genera optimismo. Que, "sí, se puede", aunque el municipio esté demasiado cerca de la plaza...

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