A MABEL, A UN MES DE SU PARTIDA…



“Te llegará una rosa cada día”.

Te llegará una rosa cada día
que medie entre los dos una distancia,
y será tu silente compañía
cuando a solas te duela la nostalgia.
Te llegará una rosa cada día
augurándote tiempos de ventura,
compañera total del alma mía,
propietaria de toda la ternura.
Quisiera ser un mago fabuloso
para trocar las rosas por estrellas,
dejarlas en tu almohada sigiloso
y que iluminen tu sueño todas ellas.
Te llegará una rosa y la mañana
será para "vivirla" entre comillas, 
tu alma escapará por la ventana
de tu orilla volando hasta mi orilla.
Aquellos que no tienen fantasía
no podrán entender, es muy complejo,
que acorta la distancia cada día
recibir una rosa desde lejos.
Te llegará una rosa, y día a día
será como quitarle al calendario
las hojas que nos faltan todavía
para dejar de ser dos solitarios.
Te llegará una rosa cada día, 
que medie entre los dos una distancia,
compañera total del alma mía
propietaria de toda la ternura....

Alberto Cortez
Mabel: belleza de mujer.
Hace tiempo, y a lo lejos, un 12 de septiembre (1963), “nos pusimos de novios”.

A partir de ese día, marcado a fuego, pasaron los años. Pero en cada una de esas fechas, hubo una rosa, como revelación de un perdurable amor, que atravesó los tiempos.

Hubo una rosa roja, los 12 de septiembre; los 5 de febrero; los 28 de febrero; y los días de la madre.  Momentos del calendario, cada año, en los que hechos y recuerdos se fueron renovando.

Mabel se fue al cielo, hace hoy un mes, el 12 de junio de este 2015.

Y ha sido imposible, en este día –gris y lluvioso- evitar las imágenes de toda una vida junto a ella. En particular, los días en que Mabel dio a luz a sus 5 hijos, los nuestros, que  fueron,  son Y serán algo así como un ramillete de rosas rojas, en cuyo homenaje, a través de los años, se renovó la llegada de una rosa roja cada día, aunque eso haya tenido mucho simbolismo; y una íntima expresión de mutuo amor.

Dicen que el color de esa flor revela pasión. La hubo, a cada instante. También amor.

Hay un dicho, también frecuente, que se me ha recordado hace pocos días a través de un hermosísimo mensaje. Me da la posibilidad de expresar que el resplandor de Mabel le dio luz a mi vida. Fue (es y lo será por siempre), la más maravillosa conjunción de belleza, ternura, fuerza, coraje, sacrificio, voluntad inquebrantable y muchas otras virtudes que hicieron de ella la reina de la casa, donde fuere (porque me siguió en todos los caminos) y muy especialmente de la familia que formó.

Hoy, 12 de julio, se han agolpado un sinfín de recuerdos en los que Mabel fue la verdadera protagonista.
No alcanzarán las horas, los días y los años para evocar en cuantos hechos demostró el profundo amor que volcó en los demás.

Mabel, ¡te queremos y extrañamos!. Gracias por darnos todo por siempre y para siempre.

Luis María 






























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